Tu boca en silencio
Tus ojos que no me miran más
Cuento hasta diez para olvidar
Pero tu voz es un sonido recurrente, ensordecedor, estridente
Tengo visiones...
Visiones de vos, visiones de almas enlazadas
Un pasado que no fue y un futuro que se esfuma como el sol en invierno... El invierno que dejaste en mí, que tenés en vos, del que buscás huir, pero siempre te alcanza.
Extrañarte es vacío
Quererte es delirio
Recordarte es sombra, oscuridad, laberinto
Porque no estás.
¿Estuviste alguna vez?
Corro dormida por las calles donde fuiste estrella, iluminando cada paso, cada respiración
Las risas, los abrazos
Nada parece haber existido, y al mismo tiempo casi puedo palparlos con mis manos cuando busco retenerlos
Cruces sobre números en el calendario
¿Cuánto más?
Debo aceptar que tu silueta sea ahora una línea intermitente, sin color ni relleno, sin pinceladas de color profundo
O quizás volverás un día, con cajas de colores nuevos, óleos y pinceles, a pintar un camino soleado entre montañas, ríos, mar... Un lienzo de hilos rojos que entrelace nuestras vidas que fueron escritas para estar unidas...
Suspiro.
Porque todo es ilusión, es agonía, es etéreo. Vos ya no estás, no estarás, no te encontrás ni me vas a encontrar. Estás perdido y me llevás en tus manos aunque no lo veás, aunque ahora caminés solo de nuevo por la vida, sin más que tú dolor en un costal sobre tu lucha.
Suspiro. Ya no estás, ni vas a estar.